“A LA SALIDA DE LA ESCUELA”


 Tony Garrido
Cuando salgo de la escuela, mi papa me espera recargado en la cerca de alambre que la rodea, tiene dos salidas, una da a la calle por la que nos regresamos a la casa, y la otra a la paletería, que está en la esquina. 
Cuando empezamos el año, mis compañeros, al ver a mi papá, me gritaban: "Mariana, ya vino tu abuelito por ti". 
Yo les decía: "No es mi abuelito, es mi papá".
Ahora ya no me dicen así, cuando rompemos la fila, salgo corriendo, la maestra me dice: "No corras, Mariana te puedes caer".
Yo me detengo, pero cuando ya no me ve, me echo a correr otra vez,  
Le doy la mochila a mi papá y corro rubo a la paletería, mi papá siempre me dice: "Espérame Mariana, no corras, dame la mano". Lo agarro de la mano y sigo corriendo. 
—No me jales, espera —me dice 
—Ándale, papá, camina más rápido, córrele, córrele —le digo 
Cuando llegamos a la paletería, ya hay muchos niños en el mostrador, 
—¿Ya ves papá te dije que corriéramos? —y alzo mi cara para verlo, no me contesta nada. 
—Pídele al señor mi paleta, papá, de grosella, quiero de grosella.
—Espérate, no ves que está atendiendo a los otros niños —me dice.
—Ándale, papá, ya quiero mi paleta de grosella —le vuelvo a jalar la mano.  
Mi papá ya le pide la paleta al señor y me la da.  Siempre me hace enojar, porque me engaña que la va a morder y a mí no me gusta que muerdan mi paleta, yo la quiero entera. 
Nos vamos caminando a la casa mientras me como mi paleta, en el camino también le pido que me compre unas papitas.
—Si te las compro se va a enojar tu mamá por que luego ya no quieres comer.
—Sí voy a comer papaíto, ándale, cómpramela, si voy a comer. 
—E señor de las papas ya sabe que me gustan con poco chile y mucho limón.
Me las como rápido para que cuando lleguemos a la casa, mi mamá no se dé cuenta de que mi papito me compró las papitas. 
Cuando llegamos al edificio le pido a mi papa que me cargue, tenemos que subir cuatro pisos, y yo ya estoy bien cansada. 
—N, ya no te cargo, ya estas grande, ya pesas, y yo ya estoy viejo —me dice, mientras se acomoda mi mochila en la mano y yo me subo de caballito en sus hombros. 
Cuando entramos a la casa, mi mamá le empieza a decir: "Seguro le compraste chucherías, ya no va a comer, y empiezan a discutir y mejor me voy a mi cuarto. 
Mi mamá es muy enojona. 
  
 
  
 
 
 
 
  
 
 

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